El Tratado de Guadalupe Hidalgo,
firmado entre México y los Estados Unidos el 2 de febrero de 1848, al final de
la Guerra de Intervención Norteamericana, estableció que México cediera a los
norteamericanos casi la mitad de su territorio, que comprendía la totalidad de
lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada, Utah y parte de
Colorado, Nuevo México y Wyoming. Como compensación, los Estados Unidos pagó 15
millones de dólares por daños al territorio mexicano durante la guerra. Entre
los aspectos del tratado, se encuentran los siguientes: se estableció al Río
Bravo del Norte o Río Grande como la línea divisoria entre Texas y México; se
estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos
que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Además, Estados Unidos
aceptó patrullar su lado de la frontera, y los dos países aceptaron dirimir
futuras disputas bajo arbitraje obligatorio.
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